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Laia Gimenez Jori

Mi pareja no quiere tener hijos

Mi pareja no quiere tener hijos

 

Lucía y Paco tienen 15 largos años de relación. Se conocieron en bachillerato, pero se enamoraron en el primer año de universidad cuando ambos estudiaban la carrera de Derecho. Todo marchaba de maravilla: viajes, éxitos profesionales y fiestas eran los planes que llevaban a cabo. No obstante, la vida les cambió de un día para otro cuando Lucía le manifestó a su pareja que deseaba convertirse en madre, pero desafortunadamente a Paco le desagradó la idea. -¿La verdad? Yo no tengo intenciones de ser padre, olvídalo. Le comentó. El pensamiento de “mi pareja no quiere tener hijos pero yo sí” empezó a atormentar a Lucía. 

 

El caso de esta pareja suele ser la realidad de muchas en la que una de las partes no desea la paternidad o maternidad, situación que puede representar fracturas en la relación o su finalización.

 

Hasta hace unos años nuestros padres, abuelos y bisabuelos tenían la creencia de que dejar descendencia era algo fundamental para marcar huella en el mundo, pero sobretodo para asegurar la supervivencia de los nuestros.

 

Sin embargo, los tiempos también han cambiado; la economía sufre algunas crisis que podrían dificultar la ejecución de ciertos planes, las mujeres salen a trabajar y no tienen la misma disponibilidad para ser amas de casa u otros prefieren anteponer la realización profesional que tener hijos.

 

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Existen un sinfín de motivos para postergar la maternidad y otros tienen razones para simplemente no ser padres, ni a mediano ni a largo plazo. Pero traer niños al mundo significa una gran responsabilidad, es una decisión vital que nos acompañará hasta el fin de nuestros días y por lo tanto no es algo que podamos tomarlo a la ligera. 

 

Lamentablemente durante la vorágine del amor creemos que la pasión todo lo puede, esperamos que nuestra pareja comprenda nuestros anhelos y si nos los entiende mantenemos la esperanza de que cambie de opinión. 

 

 La importancia de la comunicación

pareja

 

En ocasiones nos enamoramos y tal parece que se nos olvida dejar claro ciertos puntos que son muy importantes para nosotros por temor al rechazo. Suele pasar cuando conocemos a alguien y preguntamos sobre sus intenciones de formar una familia, la gente piensa que “se exagera” cuando solo queremos saber algo de información antes de involucrarse. 

 

Ahora bien, ya como pareja más temprano que tarde lo mejor será abrir este debate, ¿cuáles son los planes a futuro? Como toda relación sana debemos tener comunicación abierta, clara y honesta en la que podamos expresar nuestras verdaderas intenciones y necesidades. 

 

Antes de tener esta tertulia puedes prepararte, ¿cómo hacerlo? pues conversa contigo mismo. Tú más que nadie te conoces y estás seguro de lo que quieres lograr en la vida. También respóndete ¿qué significa para mí la paternidad/maternidad? ¿cómo espero vivir los próximos años? ¿Me siento presionado socialmente?¿qué pasaría si decido dejar a un lado mi sueño de convertirme en madre?

 

Luego de responder estas interrogantes deberás reflexionar tranquilamente sobre aquello que deseas. Tener hijos es un proyecto que abarca el resto de tu vida, por consiguiente lo mejor es que estés claro de tus convicciones. 

 

¿Qué pasaría si dejas a un lado tu sueño de ser madre o padre?

hijos

 

Toda pareja puede tener pequeñas diferencias, esto a su vez es sano porque le brinda diferentes perspectivas a la relación. Pero ¿qué ocurre cuando estas discrepancias son tan trascendentales? Entonces queda negociar y establecer prioridades.

 

En cuanto a negociar podemos cerciorarnos de los motivos que llevan al otro a rechazar la paternidad o maternidad, puede ser problemas no resueltos de la infancia, economía, conflictos de pareja, entre otros.

 

Puede ser que de buenas a primeras nos neguemos a tener hijos porque hay problemas sin resolver y quizás buscar otras perspectivas servirá de gran apoyo en momentos de incertidumbre. 

 

Sin embargo, cuando alguien es decidido y claro con su postura sobre este tema llega el momento de elegir entre la paternidad o aceptar de una vez por todas que estos planes no se ejecutarán con la pareja. 

 

En el último caso, es importante sostener una conversación muy honesta consigo mismo y con tu pareja poniendo en balance todos los pros y contras de continuar en este tipo de situación. La idea es que independientemente de la decisión que tomes no sientas ni rencor ni resentimiento en el presente o en el futuro.

 

Escenarios como asistir al cumpleaños de los hijos de tus amigas o ver a los niños de tus primas crecer podrían convertirse en un tema de tormento si no es manejado de forma correcta desde un principio.

 

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Separarse o continuar…

 

En caso de que el tema se haya convertido en algo conflictivo, el espacio terapéutico será una opción ideal para conversar. El psicólogo o terapeuta tiene los conocimientos y herramientas para profundizar en estos puntos.

 

Cuando algo parece que no tiene una solución “adecuada” para ambos es conveniente tomar una decisión que sea por el bienestar individual de cada uno. A veces, lo más sensato es decir adiós a tiempo antes de que el desgaste y el resentimiento aparezcan en escena manchando lo positivo que alguna vez fue la relación. 

 

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Actualmente existe la falsa creencia popular de que el divorcio es un “fracaso”, y muchos se niegan rotundamente a dejar su relación, pero un grave error sería abandonar las aspiraciones propias por unirse al otro.

 

Finalmente, si estás atravesando por esta situación no te culpes porque las cosas no fueron cómo buscabas, mejor pregúntate qué enseñanza te está brindando todo esto y luego date cuenta que tienes el derecho a vivir la vida que deseas con alguien que te acompañe a disfrutar de esas experiencias. 

 

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