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Laia Gimenez Jori

Cómo reconocer vuestra heridas transgeneracionales

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¿CÓMO RECONOCER VUESTRAS HERIDAS TRANSGENERACIONALES?

 

Cuando éramos niños la maestra solía asignar la tarea de crear un árbol genealógico para conocer dónde venimos y saber algunas cosas super importantes de la familia. Hoy siendo adultos podemos sacarle el máximo provecho para conocernos mejor, especialmente cómo reconocer nuestras heridas transgeneracionales. 

 

En civilizaciones como las orientales, las personas tienen la costumbre de alabar, honorificar y recordar a sus ancestros. Valoran su historia y muchos mantienen el legado vivo de sus antepasados tras varias generaciones. 

 

Mientras tanto, en occidente no se da la misma manera. Apenas conocemos a nuestra familia por las tareas de la escuela. Los recordamos de cierta forma, pero no somos aficionados a conocer demasiado de esas memorias, no es costumbre ¿sabes cuán valiosa información podemos encontrar si reconstruimos esa historia? 

 

Las heridas transgeneracionales no se ven a simple vista, aunque no las podemos tocar, las percibimos ¿cómo? a través de patrones de comportamiento, costumbres e incluso vicios que transmutan de una generación a otra. 

 

Cada uno esconde una historia, nuestros padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos las tuvieron. Esas mismas vivencias no se quedaron con ellos, mutan y seguirán viajando con nosotros bien sea a través de nuestro ADN u otros aspectos.

 

Aunque muchas familias no se atrevan a conversar sobre esas heridas transgeneracionales, no les quita la importancia de trabajarlas. Abusos, adicciones, secretos, enfermedades, muertes viven en alguna parte de nosotros sin darnos cuenta. 

 

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¿Qué pasa cuando no enfrentamos las heridas transgeneracionales?

 

heridas transgeneracionales

Las heridas transgeneracionales son un impacto emocional que genera gran sufrimiento y dolor a una persona en un momento determinado se transmite a nuevas generaciones. El área científica que se encarga de estudiar este tipo de fenómenos se llama Epigenética.

 

Los temas relacionados con las heridas transgeneracionales son estudiados a través de esa disciplina décadas después de la finalización de la segunda guerra mundial, cuando se observan patrones de comportamiento en nietos de aquellos que presenciaron el conflicto.

 

Pesadillas, insomnio, estrés postraumático, problemas de comportamiento y otros síntomas se hacían frecuentes y presentes en sus maneras de actuar.

 

Supongamos el hecho de que nuestra abuela haya sufrido de depresión tras un acontecimiento dantesco, ella al vivirlo segregó elevados niveles de hormonas como cortisol (responsables del estrés) que interfirieron en la bioquímica de nuestra madre, y de no ser tratada también afecta a nuestro organismo.

 

Que algunos de nuestros parientes haya sufrido alguna enfermedad mental no significa de forma rígida que también la vamos a padecer, pero existe la predisposición a que eso suceda. 

 

Heridas transgeneracionales y la ciencia

 

Peter Loewenberg, un psicohistoriador de la Universidad de California sostiene que los traumas transgeneracionales explican que los duelos no resueltos o hechos traumáticos que no son enfrentados pueden impactar de forma negativa en la genética. 

 

Recordemos que los niveles elevados de cortisol pueden afectar directamente al feto durante el embarazo, lo que podría traducirse como problemas de ansiedad a corto o largo plazo para esa persona. 

 

Al igual que los duelos no resueltos son considerados como cortocircuitos a nivel neuronal que podrían condicionar nuestra conducta a futuro. Por ejemplo, si una madre atravesó por este tipo de situación durante en el embarazo crecen las probabilidades de que el niño desarrolle algún trastorno anímico.

 

Asimismo, en las heridas transgeneracionales intervienen en estilos de crianza y patrones educativos que afectan la manera cómo nos comportamos. La rigidez de nuestros tatarabuelos puede afectarnos luego de varias décadas. 

 

Existen estilos de vida que nos construyen consciente o inconscientemente, También hay recuerdos que continúan haciéndose muy presentes y que arropan a las dinámicas familiares disfuncionales.

 

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Algunos ejemplos de heridas transgeneracionales

 

Martina es nieta de judios. Sus padres vivieron la segunda guerra mundial en carne viva, la persecución de los nazis y la terrible matanza a personas de su religión. 

 

Afortunadamente sobrevivieron al conflicto y se establecieron en Latinoamérica para formar una familia. Martina dice que durante su niñez sus padres se comportaron temerosos e hipervigilantes, por lo que estaban con ella en todo momento. 

 

Martina fue creciendo y con los años fue desarrollando problemas para dormir, nerviosismo crónico e incluso tiene miedo a salir sola por la calle porque vive con la sensación de que alguien la persigue. 

 

Luego de muchos años, su madre por fin le comentó sobre aquel mal momento de su vida, el porqué estaban en Latinoamérica, el miedo de que esté sola, porque le cuesta dormir durante las noches y le desagradan los ruidos de los fuegos artificiales en navidad.

 

Tina, como le dicen de cariño, se dio cuenta de que era lo que estaba pasando ¡no era algo al azar! Por lo que decidió buscar ayuda profesional para cambiar su forma de vivir y sanar las heridas transgeneracionales de su pasado. 

 

Desde entonces, Tina se siente más segura de sí misma, inició tratamiento farmacológico junto a la psicoterapia para tratar la ansiedad y ahora se encuentra más feliz y tranquila. 

 

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Pasos para reconocer nuestras heridas transgeneracionales

heridas transgeneracionales

 

  1. Observa tu conducta:

    asume un papel observador de ti mismo y de todos tus comportamientos. Eleva tu nivel de consciencia tomando nota de cuáles son las acciones que más repites en tus relaciones interpersonales o conductas individuales. Muchas personas se dicen a sí mismos que hay actitudes que “vienen de familia”. ¡Es momento de evaluarlas!

  2. Conoce la historia de tus antepasados:

    es momento de realizar el árbol genealógico con un poco de curiosidad y pregúntate, qué han vivido, en cuál contextos les tocó vivir. ¿Por qué actuarían de esa forma?

  3. Asiste a terapia psicológica si te ha costado comprender la historia de tus antepasados:

    la terapia es la opción ideal para conocerla más a fondo, con lo que tienes. Además a través de este espacio puedes darte la oportunidad de reconocer esas heridas y trabajarlas para convertirlas en fortalezas que te hagan una persona plena.

 

Cuando te das la oportunidad de conocerte, ocurren cosas maravillosas, como aprender a comprender el dolor, dejarlo salir y transformarlo en miles de motivos para ser mejor cada día. 

 

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Comments

  • Betty Fonseca

    enero 21, 2023
    reply

    Entendible e interesante

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