Dejar huellas positivas en los demás
Dejar huellas positivas en los demás
De vez en cuando Felipe recuerda a Lucía, su primer amor de juventud, la chica de ojos azules y sonrisa encantadora que marcó una huella en su vida. Lo hizo sentirse enamorado, fascinado y al mismo tiempo amado.
En aquella historia hubo altibajos, pero ante todo imperaba la tranquilidad, la negociación y el respeto. Le demostró a Felipe que lo amaba tal cual era y le enseñó sobre un amor de pareja sano y balanceado.
Por azares del destino Lucía tuvo que emigrar por una beca estudiantil fuera del continente y dieron fin a su noviazgo desde el cariño, amor propio y tomando en cuenta las maravillosas enseñanzas que les dejó su relación sentimental.
Si esta historia te resulta familiar seguro reconoces las huellas emocionales que han dejado otros en ti, y es que son esas emociones placenteras, recuerdos fascinantes y aprendizajes valiosos considerados rastros de los demás que viven dentro de nosotros.
“Ama y sé tu mismo. Porque si discutes, discutirás con amor; si besas, besarás con amor; si abrazas, abrazarás con amor y, si apoyas, apoyarás con amor”. San Agustín
Hay personas que entran en nuestras vidas y cambian todo como si de magia se tratara. Son seres que llegan a iluminar nuestro camino, que nos enseñan lo que es verdaderamente trascendental y nos muestran la vida desde una perspectiva más bonita.
Podemos referirnos a una madre, un primo, un abuelo, un amigo o compañero sentimental, pero claramente siempre habrá alguien que haya dejado una huella positiva en su camino por nuestra vida, tanto que nos brindaron una enseñanza que practicamos en la cotidianidad.
Dejar huellas positivas y no cicatrices
Las huellas positivas son algo que atesoramos en nuestro corazón porque fue una experiencia especial y totalmente renovadora. Desde el momento que se tatuaron en nuestras mentes no somos los mismos, sino mejores, nos transformamos en una versión más genuina y con mayor sabiduría.
En otra historia, Carla recuerda a Roberto, un ex jefe de su antiguo trabajo que la acusaba constantemente de cualquier conflicto que ocurría en la oficina. La tensión, el nerviosismo y la toxicidad en el ambiente fue tanta que ella decidió dejar su cargo tras muchos años de labor.
En este relato hubo cicatrices emocionales que son todo lo contrario a las huellas, suelen ser dolorosas, son una marca que nos acompaña en determinado momento porque hubo un daño indescriptible que preferimos no recordar.
Sin duda, también hay personas que en lugar de dejarnos un buen recuerdo, dejan unas marcas que muchas veces son difíciles de borrar y es que a lo largo de nuestra vida podemos encontrarnos con ese tipo de “amigos” o “familiares” que en vez de apoyarnos, nos hunden.
Es sencillo reconocer una cicatriz porque están ligadas a experiencias en las que sentimos que otros nos hicieron daño a propósito, o incluso nosotros mismos nos herimos en ocasiones. Sin embargo, esas vivencias nos deja valiosas lecciones para seguir aprendiendo y creciendo, aunque no haya sido como lo esperábamos.
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¿Cómo dejar huella positiva en los demás?
Si te habrás dado cuenta todas las personas que han dejado huellas en tu vida tienen algo en común: son genuinas, positivas y están muy conectadas con su espiritualidad.
Siempre es bueno reconocernos y preguntarnos si la hemos dejado en los demás, para ello puedes mirar el pasado y observar cómo te has comportado con otros, y qué has aportado a la vida de esas personas con las que te has involucrado en algún momento.
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Quizás hoy no lo recuerdes, pero en alguna parte del mundo alguien memoriza una frase que le mencionaste en un momento difícil, algún pequeño gesto de amabilidad u obsequio especial. Sin embargo, ¿te has preguntado cómo seguir dejando huellas en los demás? aquí te explico cómo:
1. Quiérete mucho:
alimenta las áreas de tu autoestima. El primer paso es conociéndote a tí misma y valorando todas las cualidades que te hacen una persona excepcional. Entre más amor haya en tu corazón, más probabilidad tendrás de compartirlo con otros.
2. Comunícate asertivamente:
conoce más sobre tu estilo de comunicación, identifica cuáles son tus fallas y procura mejorarlas. Cuando aprendemos a decir las cosas tomando en cuenta nuestro punto de vista y el del otro marcamos la diferencia.
- Practica la empatía: procura conectar con la realidad del otro y entender su situación. Al ser empáticos podemos reconocer cuál es el momento adecuado para conversar con alguien o comprendemos por lo que está pasando.
3. Sé genuino y transparente:
sé una persona que actúa con coherencia y naturalidad eso te hará alguien difícil de olvidar. Cuando nos mostramos íntegros y seguros de nosotros mismos la gente siempre nos recordará.
- Ten siempre presente tus valores: la honestidad, responsabilidad, solidaridad y respeto son cualidades que todos apreciamos. Cuando actuamos desde esos principios estaremos en mayor sintonía con nosotros mismos y con los demás.
Antonia siempre recuerda a su madre Martina quien ya falleció. Aquella señora que se atrevió a adoptarla como su hija legítima y brindarle un hogar lleno de valores dejó una huella imborrable en su vida.
Aquellos recuerdos, experiencias y lecciones conviven dentro de Antonia como algo sagrado del cual puede sentirse orgullosa y que le ha ayudado a ser la mujer exitosa que es hoy en día.
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No tenemos idea de cuántas personas se encontrarán con nosotros en el camino, muchas veces no podemos elegir quienes se atraviesan y estarán allí para enseñarnos algo, otros nos harán apreciar la luz que irradia en nosotros.
Por último, ¿te has preguntado cómo te gustaría que las personas hablaran de ti cuando ya no estés en este mundo? Si eres tú quien desea dejar huella en la vida de los demás ¡adelante! haz todas las cosas que consideras que el otro agradecería, demuéstrales lo valiosos que son y enséñales el cariño más genuino que escondes en tu corazón.