Los valores como la llave para el éxito personal
¿No te has preguntado a veces por qué las cosas no te funcionan cómo te gustaría?
¿Te ha pasado que a pesar de los esfuerzos, de las preocupaciones o del enfoque mental que puedas poner tanto a nivel personal como a nivel de empresa, sientes que nadas a contracorriente, que todo es difícil, que tienes que lidiar con demasiadas cosas? O tal vez que tus trabajadores no están motivados y que no rinden cómo sabes que podrían, que en tu casa no entienden el compromiso y la entrega que tienes con tus negocios, y a pesar de todo sientes que te falta algo?
A lo largo de los años dedicados a estudiar la mente humana, el desarrollo personal y el pensamiento, me he dado cuenta que para lograr que las áreas de nuestra vida estén en equilibrio, primero tenemos que aprender a estar en equilibrio dentro de nosotros mismos.
Nuestros pensamientos, el diálogo interno que nos decimos día tras día a lo largo de los años, afecta directamente a la forma que tenemos de ver la vida. Ya muchas filosofías, sean psicológicas o espirituales, hablan que no son las circunstancias las que nos afectan sino la manera en que las interpretamos. Creo que la mayoría de nosotros sabemos que esto es cierto, pero, ¿cómo lo llevamos a nuestra vida cotidiana?
El mismo John Maxwell dice que hay que mantener una congruencia entre nuestros valores, nuestros pensamientos y nuestras acciones. Y fíjate que he puesto VALORES en primer término. Porque muchas veces nos centramos en pensar positivo, en recuperar nuestro poder personal –y apuesto completamente por esta visión- pero nos olvidamos de recordar o redescubrir nuestros valores. Al final, los valores son los que nos guían hacia una vida en plenitud, es lo que nos permite ser más productivos en nuestra empresa, por ejemplo, siendo fieles a nuestros valores sobre el respeto, la bondad, el compromiso, y el trabajo en equipo. Si nuestros valores son los resultados, o el éxito o el dinero, seguramente el camino que tracemos será bien diferente. Ahora bien, cuando hablamos de equilibrar los valores con nuestras actividades, entonces entra en sintonía, en harmonía nuestras relaciones, porque sabemos lo que es importante, recordamos cuál es nuestra prioridad, nos podemos serenar cuando hay un problema en la familia, o con las amistades o incluso con los trabajadores o compañeros, porque buscamos ser coherentes con nuestra propia brújula interior. Es entonces cuando parece que todo empieza a ponerse en su sitio: los pensamientos tienen una fuente en la que apoyarse, nos sentimos en paz, y buscamos realmente, incrementar el bienestar ajeno en un mundo dónde la mayoría está perdido buscando fuera de sí mismo lo que verdaderamente jamás encontrará allá: la plenitud.
Cuando conectas con tus propios valores, tienes un camino más rápido hacia tu destino. Igual tu destino puede ser el éxito o ganar dinero o encontrar pareja o ser mejor líder; pero cuando sabes cuáles son aquellos principios que te caracterizan, es como si abrieras una autopista directa a tu meta. Las cosas se vuelven más fáciles, cuando actúas en congruencia con esos valores –lo cual no siempre es fácil- y tú empiezas a disfrutar del baile.
¿Acaso alguna vez te habías preguntado cuáles son tus valores? La Autenticidad, la paz, la harmonía, la comprensión, el amor, el compañerismo, el ejemplo, la inspiración …
Cuando hayas hecho la lista de los valores que inspiran tu vida, pregúntate si estás cumpliendo con este propósito, cómo aplica sesto en tu trabajo, en tus relaciones personales, en tus hobbies, en tu vida interior. Y si ves algunas incongruencias, ya puedes empezar a trabajar, porque es en las acciones cotidianas dónde irás descubriendo tu mejor versión: esa versión de ti mism@ que te empodera, que te ilumina, que conlleva a un punto de inspiración a los demás que permite que el mundo que te rodea crea más en sí mismo. Esa versión que está dentro de ti, mostrándose a veces, esperando a resplandecer para encontrarse cara a cara con su mayor don: el poder personal.
Cuando te entrenas, practicas y te superas, ejerces sobre ti una de las mayores influencias posibles: la de decirte que puedes cambiar, sin permitir que las circunstancias te controlen, generando en ti y en tu entorno una huella que alimentará de una u otra forma a todas las relaciones que te rodean, así que… ¿qué tipo de influencia quieres generar?